Un día me perdí a mi misma, todavía lo recuerdo como si hubiera sido ayer.
Estaba perdida y fuiste tu quien me encontró. Quería que lo hicieras, no lo niego, pero eso fue antes.
Cuando me pediste que te diera una nueva oportunidad tenía ganas de decirte "vete, lo nuestro jamás va a funcionar, por más que lo intentemos no podemos estar bien".
Creì que podía florecer, pero se quedaron bajo tierra todas nuestras ilusiones, todos nuestros sueños, todas las cosas que jamás tuvimos el valor de decir, los "te quiero que jamás escuchaste y que nunca escuché de tus labios.
Ahora que miro hacia atrás me doy cuenta que todo fue demasiado y al mismo tiempo, insuficiente.
Siempre me sentí pequeña a tu lado, pero comencé a sentirme gigante cuando tuve que seguir adelante sin ti. Cuando debí sanar mis heridas, esas que se hacían cada vez más profundas cuando pasaban los días y no llamabas.
Tuve que borrar tus besos de mis labios y tus caricias de mi piel.
(...)