Habían peleas, llantos, enojos, gritos y hasta palabras de odio que jamás eran ciertas, pero que la rabia momentánea las alzaba. Habían diferencias, habían complicaciones, habían cambios y superaciones.
Con ella reí y lloré. Con ella pase horas cumpliendo diferentes roles, metiendome bajo diferentes pieles.
Me encargaba de ser confidente, la amiga quinceañera con la que se comparten...