No era uno de esos placeres mundanos, los cuales se pudiesen describir con palabras sin errar en su definición, ni ofender a su portador.
No era parte de ninguna ciencia, ni existía en una forma artificial. No era un concepto basado en la causa, ni tampoco era dios.
Era lo más irracional si es que se pudiese expresar. La política, las guerras, la media… no eran más que insectos en su...