Hasta hace unos meses mis únicos viajes los hacía en mi cabeza. En ese sentido siempre fui libre. Podía construir ciudades, países, continentes, planetas, galaxias y universos en mi cabeza; y en ellos podía correr, explorar e incluso volar, recorriendo desde la órbita de cada átomo, hasta los confines mismos del multiverso.
Aún así, al abrir los ojos,...