Nunca había experimentado esta caída en picado al mismísimo vacío que nos separa a los dos. Esta es otra de tus mentiras, mejor dicho, de nuestras mentiras. Y es que mil veces dices que no, luego te arrepientes y tu mirada cómplice describe un sí. Esa respuesta ciega que solo nuestras mentes inconscientes captan. Como algo repleto de furia vienes pero, en apenas tres segundos y veintidós...