Miró a aquel extraño hombre a los ojos y, sin muchas dudas, firmó el papel.
¿Qué he hecho? -se preguntó nada más levantar la pluma del papel.
-Es un placer hacer negocios contigo.
Brook acababa de firmar su sentencia de muerte a cambio de que su familia saliera de la miseria, de que abandonaran las calles y pudieran disfrutar de una buena vida, todo a cambio de su alma. -¿y ahora qué...